lunes, 8 de junio de 2009

Aire de mar

Pasado mañana tengo prueba y debería estar digiriendo coloquios de histología desde la semana pasada como condenado, pero el viernes mi papá me invitó a pescar a Chaihuín el día domingo junto con un amigo suyo de santiago y su hijo, y entre conversaciones y tragos ABC1 auspiciados por mi padre accedí a acompañarlos sin importarme mucho la prueba (en la que estoy seguro que me irá mejor, por eso el relajo).
No recuerdo cuando fué la última vez que había visitado esos lugares, de hecho, me pareció que hacía ese recorrido por primera vez en mi vida.
Hasta niebla todo igual que siempre, pero desde la barcaza que va a Corral en adelante las sensaciones fueron bien especiales. Ya en Corral empezamos a bordear el mar hasta llegar a Chaihuín, acompañados de miles de árboles y copihues y pájaros y nubes amenazantes por vaciarse y ese aire de mar que saboreo con los pulmones de una manera muy especial.
Ya cuando estabamos verdes por no encontrar una playa sale de una casa una señora ofreciendonos locos, y le preguntamos donde podíamos bajar a pescar, a lo que respondió: "aquí a la vueltecita no ma' hay un letrero que dice "bajada playa Pelche", por ahí siguen el camino y llegan derechito". La famosa bajada no estaba a la vueltecita, sino que harto más allá y el famoso letrero apenas se veía, pero encontramos la bajada, que resultó costar $500 por persona y además de una simple bajada, ser un sector de camping con instalaciones bien rústicas que pucha que me gustaron.
De pesca no mucho, solo un robalito con mala suerte, pero una tarde muy rica, con unas olas preciosas y rocas que desean ser escaladas y con unas sopaipillas con pebre que nos preparó la dueña del camping... sencillamente notable.
No creo que sirva seguir intentando describir con palabras el lugar, sería mejor que algún día me acompañen allá a campar tal vez, porque es seguro que vuelvo a recorrer esos lugares